Wild Rift, a pesar de ser un juego atractivo, fracasó por la mala gestión de Riot Games. La falta de un competitivo sólido, decisiones erróneas en su lanzamiento y el descuido hacia la comunidad afectaron su crecimiento. Aunque tiene potencial, la empresa no supo aprovecharlo, resultando en una disminución significativa de jugadores activos.