La verdadera razón por la que no progresas es la falta de disciplina y esfuerzo. El éxito requiere sacrificio, enfrentar el dolor y rechazar la gratificación inmediata. Aprender de los fracasos y mantener la autodisciplina son esenciales para alcanzar tus metas. Tu entorno y propósito también influyen en tu crecimiento personal y profesional.